Leonardo Ropero nació en León y es ingeniero industrial mecánico. Lleva escribiendo desde el año 2004, y su primera novela fue seleccionada como finalista (“Crónica de Nerdhos”, 2005) en el IV Premio Internacional Minotauro —Grupo Planeta— de Literatura Fantástica y de Ciencia Ficción, novela que fue publicada bajo el título “La Estrella Oscura” en septiembre del año 2009, en la colección “Excalibur” de la editorial AJEC. Volvió a quedar finalista en la siguiente convocatoria del mismo concurso, fallado el 7 de febrero de 2008, presentada bajo el seudónimo “Klaus Gordonkraft”, con la obra “Ángeles de Titanio” (2007), siendo la primera vez que en este concurso un autor llegaba a la final dos veces consecutivas.
Uno de sus relatos, “Recuerdos de un futuro improbable” (2007), recibió una mención de honor en el Concurso Andrómeda de Ciencia Ficción Especulativa 2007, y fue publicado en el año 2009 en la colección “Libro Andrómeda”, volumen “Mundos desconocidos”. Ha publicado relatos en los cuatro volúmenes de la serie de relatos temáticos“(Per)Versiones”: “Cuentos populares” (julio 2010), “Historia” (octubre 2010), “Monstruos de la literatura” (septiembre 2012) y “Misterios sin resolver” (junio 2013). El relato “The Strange” fue publicado por Ediciones Nevsky en la antología “The Best of Spanish Steampunk” (mayo 2015). El relato “Pobres ovejitas” fue uno de los cinco finalistas del XXIII Concurso Domingo Santos 2014, presentado bajo el seudónimo “Syzethal”. Por último, el relato “Ya no soy Sam” fue finalista en el I Concurso Cificom de relatos de ciencia ficción (septiembre 2015). Publicado en la antología “El Abismo Mecánico” por Cápside Editorial.
Argumento
La vida de Denius Antelimas, agente de la Unidad de Consumo Responsable de Drogas dependiente del Ministerio de Sanidad, es dura. Pero se va a complicar aún más cuando sea reclutado por la temible Policía Trascendental, unidad militar de élite que se encarga del control (y si es preciso, aniquilación) de las religiones y sectas.
Hace mucho tiempo que las drogas han sido legalizadas, y son fabricadas y comercializadas por cinco grandes empresas farmacéuticas. Una sustancia aparentemente anodina, la Transmetadronolona-7, sufre de pronto un enorme aumento en su consumo. La Policía Trascendental está investigando una secta, Los Hijos del Infinito, que usa dicha droga en sus meditaciones, a causa de una serie de desapariciones entre sus miembros. Y por ello recluta a Denius, dado que es el único agente operativo que se preocupa por hacer bien su trabajo (o está lo suficientemente loco como para hacerlo).
Las investigaciones de Denius provocan una fuerte conmoción, ya que una de las principales compañías farmacéuticas se ve implicada, y por ello, varios miembros del gobierno, que tienen en ella una fuente importante de ingresos para sus campañas electorales.
La vida del agente Antelimas deja de tener valor. Por fortuna, recibe una inesperada ayuda.
De los Ángeles de Titanio.