Si solo fuera un cuento de hadas de Victoria Vilchez

Alice no ha tenido demasiada suerte en el amor. En realidad, sus experiencias hasta ahora han sido desastrosas. Sin embargo, eso está a punto de cambiar con la aparición en su vida de Jay Forevermore, el hombre atractivo pero de carácter bastante hosco que se presenta ante ella como… ¡Su hada madrina! Y es que parece que en el país de Nunca Jamás creen que Alice necesita ayuda urgente para encontrar a su alma gemela.

Alice se verá empujada a un montón de citas con distintos hombres y, mientras Jay realiza la labor para la que ha sido enviado, ambos van a descubrir que resulta imposible elegir de quién te enamoras, y que a veces la única magia necesaria es la del amor.

Y tú, ¿estás dispuesto a creer en cuentos de hadas?

Victoria Vílchez (Tenerife, 1980). Licenciada en Biología por la Universidad de La Laguna. Especialista en Biología Marina (La Laguna, 2003). Mamá, lectora incansable, escritora y con la cabeza siempre en las nubes.

La portada fue lo primero que me llamó de este libro y lo segundo el nombre de la autora. Ya he leído algunas cosas de ella y me habían gustado con letras mayúsculas por lo que tenía todas las papeletas para ser mi próxima lectura. Lamentablemente, la tuve esperando en la cola hasta que pude ponerme con ella y darle toda mi atención.

Nuestra protagonista, Ali, es una chica que siempre se ha centrado en los estudios y ahora, como abogada, en su trabajo. Cree que tiene una maldición para las relaciones y ya no se molesta en intentarlo. Es un día que acompaña a su amiga Lara, a la que quiere como a una hermana, a una librería que la dueña le regala un misterioso libro.

A partir de aquí, comienza a encontrarse con un misterioso y atractivo desconocido, primero, en una cafetería y, después, en una galería de arte. El desconocido es bastante presuntuoso y desconcertante pero termina llevándose a Ali de la galería hasta su casa. Allí le cuenta la verdad: ¡¡es su hada madrina y se va a encargar de buscarle a su alma gemela para que sea feliz!!


La chica, como es normal, no se cree una palabra de lo que le dice hasta que le ve usar su magia, aunque aún así pasa cierto tiempo hasta que consigue asimilarlo. Jay, que es como se llama nuestro hado madrino le hace tan poca gracia como a ella estar allí, pero tiene que hacer su trabajo y está dispuesto a hacer lo que sea para cumplirlo.

A partir de aquí, la relación entre ambos (al igual que dos compañeros de apartamento) tiene sus más y sus menos pero se va afianzando una confianza mutua entre ambos. Me ha gustado que la autora intercalara capítulos donde viéramos los pensamientos de Jay además de los de la prota.

El tandem Joey-Lara ha sido ciertamente divertido, ameno y un buen complemento para la historia de Jay y Alice. No estaría nada mal leer una segunda parte donde ellos fueran los protas y descubriéramos más entresijos sobre el mundo mágico del que vienen Jay y Joey.

Según pasan los días y su relación se afianza, ambos comienzan a darse cuenta de sus sentimientos y tratan de engañarse. De que no se quieren, de que todo es un error... Pero cuanto más tratan de engañarse más se hacen sufrir el uno al otro.

Me ha recordado un poco a la película La Cruda Realidad donde él la ayuda a conseguir un chico, pero cuando lo ha hecho se da cuenta que al que verdaderamente quiere, la valora tal y como es, etc es él, el que estuvo siempre junto a ella.

Según leía creí haber encontrado un par de fallos que pasé por alto para poder seguir sumergido en esta preciosa historia. Uno es que a su hermano Joey le dejen con todo y cuando se trate de él la cosa cambie. ¿No se supone que el rasero debería ser el mismo para todos los hados? ¿Y por qué a Jay le dejan estar más del tiempo habitual establecido? Sin embargo, según avanza la trama, la autora cierra estos dos puntos con un muy buen punto. Sin embargo, creo que debería haber dejado alguna pista a lo largo del libro para sospechar que algo se avecinaba (tal como la conversación de Celeste con alguno de sus hijos o su marido hablando de sus temores, sin revelar demasiado) pues esto sería un deus ex machina en toda regla.

Ha habido varios detalles que han sido de OMG como el detalle de la ropa para Alice en plan Cenicienta, así como dos momentazos: el de la terraza y el que pasan bajo las estrellas. No voy a contar demasiado para no estropear la magia que contienen. Sin embargo, ahí Jay terminó de ganarme con el tema del cenador. <3 p="">El libro es como un verdadero cuento de hadas y me ha enamorado de pies a cabeza. Lo recomiendo para lectores que les gustan las historias llenas de magia y romanticismo. 
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