Autora: Stephanie Perkins
Título: Felices por siempre jamás
#3 Anna and the French Kiss
Tapa blanda, 400 páginas
Plataforma Neo, 2014
Argumento
Enamorarse en la ciudad más romántica del mundo es fácil para la soñadora Isla Martin y el enigmático artista Josh Wasserstein. Pero a medida que avanza el último curso en la School of America de París, Isla y Josh se ven obligados a afrontar la desgarradora realidad, porque, quizá, su historia no acabe con un «felices por siempre jamás».
¿Seguirán juntos cuando los días en el instituto se acaben? ¿Será su amor más fuerte que la distancia? Su romance se convertirá en un apasionante viaje por Nueva York, París y Barcelona, acompañados de sus amigos Anna, Étienne, Lola y Cricket.
Reseña
Stephanie Perkins nació en Carolina del Sur, creció en Arizona y fue a la universidad en San Francisco y Atlanta.
Siempre ha trabajado con libros: primero como librera, después como bibliotecaria y ahora como escritora de literatura juvenil.
Siempre le gustó contar historias, pero, incluso después de hacer un curso de escritura creativa, pasaron años antes de que se decidiera a hacerlo.
En la actualidad vive en las montañas de Carolina del Norte con su marido, sus dos perros y su gato.
Sitio web oficial: http://stephanieperkins.com/ (Extraído de www.compartelibros.com)
La historia se divide entre Nueva York y París. Dos personas que se conocen desde hace tiempo, Isla y Josh. Ella, enamorada de él desde que le conoció en Nueva York, él con novia hasta hace poco. Entonces, todo cambia.
Ambos tienen 17 años y comparten residencia y clases en la Escuela Americana de París. Isla y Josh son el ying y el yang. Ella negativa, él positivo. Ella introvertida, él extrovertido. Basta un pequeño encuentro en Kismet, una cafetería de NY, para que ambos se tomen el pulso. Por desgracia, Isla no recuerda nada debido a los antibióticos que tomó por un dolor de muelas.
A partir de aquí, las confusiones, los temores y, a veces, alguna que otra persona de por medio harán que su relación no termine de encauzarse todo lo que debiera.
Ya había leído comentarios negativos sobre este libro y la personalidad de Isla. Sin embargo, una cosa es leer las reseñas y otra muy distinta leer el libro e identificarse con el personaje. El personaje está muy bien descrito, con todos los sentimientos que va viviendo paulatinamente por lo que entendemos perfectamente todo por lo que Isla pasa.
Sí es verdad que la historia me ha gustado y también me ha encantado que supiéramos del resto de personajes de Ana y el beso francés y Lola y el chico de al lado. Sin embargo, son historias totalmente distintas y disfruté más con la primera, porque aunque me sentí identificada con Isla, también es verdad que quería estrangularla en ciertos momentos (es demasiado realista, en serio). ¡Cuántas veces hacemos algo creyendo que es lo mejor y cuándo es demasiado tarde nos damos de cabezazos contra la pared! Pues eso es lo que me ha pasado con ella. Cada vez que hacía algo, yo pensaba: ¿Estás loca o qué?
La evolución que más he disfrutado es la de Kurt, amigo inseparable de Isla, que se ve relegado cuando Isla comienza su relación con Josh y como, con síndrome de Asperger, se ve empujado a hacer nuevos amigos. Todo un reto de superación.
En la historia también ocupan una parte importante las hermanas de Isla. Isla tiene una gran relación con su hermana mayor Gen, pero su hermana Hattie parece estar incordiándola siempre cuando en realidad solo busca tener esa misma amistad y que dejen de tratarla como a una cría. No es hasta que habla con la persona más inesperada que Isla abre los ojos a este y otros temas.
Como curiosidad divertida (a mí me encantan los nombres originales de los personajes), las hermanas deben su nombre por el lugar en que fueron concebidas: Gen (Geneviève, la patrona de París), Isla del Príncipe Eduardo y Hattie (diminutivo de Manhattan).
Una historia llena de los habituales miedos adolescentes (¿y si?) que nos permite disfrutar de momentos divertidos, mágicos y esperanzadores donde todo es posible.
Ambos tienen 17 años y comparten residencia y clases en la Escuela Americana de París. Isla y Josh son el ying y el yang. Ella negativa, él positivo. Ella introvertida, él extrovertido. Basta un pequeño encuentro en Kismet, una cafetería de NY, para que ambos se tomen el pulso. Por desgracia, Isla no recuerda nada debido a los antibióticos que tomó por un dolor de muelas.
A partir de aquí, las confusiones, los temores y, a veces, alguna que otra persona de por medio harán que su relación no termine de encauzarse todo lo que debiera.
Ya había leído comentarios negativos sobre este libro y la personalidad de Isla. Sin embargo, una cosa es leer las reseñas y otra muy distinta leer el libro e identificarse con el personaje. El personaje está muy bien descrito, con todos los sentimientos que va viviendo paulatinamente por lo que entendemos perfectamente todo por lo que Isla pasa.
Sí es verdad que la historia me ha gustado y también me ha encantado que supiéramos del resto de personajes de Ana y el beso francés y Lola y el chico de al lado. Sin embargo, son historias totalmente distintas y disfruté más con la primera, porque aunque me sentí identificada con Isla, también es verdad que quería estrangularla en ciertos momentos (es demasiado realista, en serio). ¡Cuántas veces hacemos algo creyendo que es lo mejor y cuándo es demasiado tarde nos damos de cabezazos contra la pared! Pues eso es lo que me ha pasado con ella. Cada vez que hacía algo, yo pensaba: ¿Estás loca o qué?
La evolución que más he disfrutado es la de Kurt, amigo inseparable de Isla, que se ve relegado cuando Isla comienza su relación con Josh y como, con síndrome de Asperger, se ve empujado a hacer nuevos amigos. Todo un reto de superación.
En la historia también ocupan una parte importante las hermanas de Isla. Isla tiene una gran relación con su hermana mayor Gen, pero su hermana Hattie parece estar incordiándola siempre cuando en realidad solo busca tener esa misma amistad y que dejen de tratarla como a una cría. No es hasta que habla con la persona más inesperada que Isla abre los ojos a este y otros temas.
Como curiosidad divertida (a mí me encantan los nombres originales de los personajes), las hermanas deben su nombre por el lugar en que fueron concebidas: Gen (Geneviève, la patrona de París), Isla del Príncipe Eduardo y Hattie (diminutivo de Manhattan).
Una historia llena de los habituales miedos adolescentes (¿y si?) que nos permite disfrutar de momentos divertidos, mágicos y esperanzadores donde todo es posible.