PREMIOS ALFONS EL MAGNÀNIM DE NARRATIVA 2017
Ediciones Versátil vuelve a publicar, por segunda edición consecutiva, los premios literarios de Narrativa València y València Nova, que concede la Institució Alfons el Magnànim, dotados con 15.000 y 5.000 euros, respectivamente, y cuyos galardones se entregarán en un gala que se celebrará en Valencia el próximo 20 de octubre.
Nuestras novedades del mes de octubre son, por tanto, esta dos obras, Como el bosque en la noche, de Álvaro Bermejo, (a la venta el 2 de octubre) que fue seleccionada entre casi un centenar de obras, y de la que el jurado ha destacado «su profunda reflexión sobre la condición humana a través de unos personajes femeninos potentes y muy definidos, con estilo y ritmo adictivos». Álvaro Bermejo es autor de una extensa obra novelística, y ha conseguido, entre otros, el World CookBook Award.
La Carcoma, de Daniel Fopiani Román, (a la venta el 9 de octubre), ha obtenido el premio València Nova de Narrativa en castellano para menores de 31 años. Esta es una obra con un planteamiento muy original que demuestra la audacia de un narrador que, con apenas 27 años, se ha hecho un hueco en la narrativa contemporánea. El jurado de la edición de 2017 está integrado por Alicia Giménez Bartlett, Santiago Posteguillo, Care Santos y Eva Olaya.
Como el bosque en la noche nos adentra en una geografía mítica, la vieja Navarra, cuna de la cultura vasca, donde un pequeño pueblo fronterizo con Francia, Etxalar, se convierte en escenario de una serie de crímenes que resucitarán todos los viejos demonios de la comarca. Los aquelarres de Zugarramurdi quedan a un tiro de piedra, en Yanci se venera a un San Juan Xar –San Juan el Viejo-, que recuerda más al Basajaun de las leyendas ancestrales, y Akerbeltz –el carnero negro, emblema del diablo-, preside rituales de los que solo se habla entre susurros.
Fue a la sombra de sus hayedos donde Orson Welles rodó escenas muy significativas deCampanadas a Medianoche, y también donde Merimée arraigó las peripecias de su Carmen, la gitana de Etxalar.
La novela comienza precisamente con la llegada de Welles al pueblo, en 1964, a la que seguirá la de un escritor muy cosmopolita fascinado por el aura de aquella mujer fatal. Las hermanas Echegaray tienen un poco de todo eso. Son descendientes de una bruja particularmente temible -Laverna la Bella-, viven retiradas en una casona cuyo nombre rinde un homenaje a la de Patricia Highsmith –Belle Ombre-, y, ciertamente, su existencia es un tormento atemperado por su devoción hacia Luis Mariano, el Rey de la Opereta. Nines, la menor de las hermanas, mata accidentalmente a un inocente. Cree haberlo hecho sin testigos. Pero, al poco, recibe una carta de chantaje. Lejos de arredrarse, Juana, la primogénita, la que ha heredado la marca de las brujas, implementa una estrategia criminal. Todo se complica cuando Nines sucumbe a la seducción del escritor, y aun más cuando este ve en ella una encarnación de Mari, la Señora del Abismo.
Hablamos de la España de los ’60 y de un territorio donde se cruzan el fervor identitario y el pleonasmo del nacional-catolicismo. Garrincha, el último superviviente del maquis local, guarda los secretos de todos pero no revelará el suyo hasta el final. El terror se ha adueñado de la comarca, una oscura maldición levanta de sus tumbas a los hilbitzak –los muertos vivientes-. Como bosque en la noche abre un territorio mágico en el que las criaturas de Akerbeltz acechan y solo las almas errantes se atreven a aventurarse.
Ramsés es un escritor en horas bajas incapaz de escribir nada decente. El éxito comercial de su última novela parece haberle arrastrado hasta un bucle de inseguridad que lo mantiene bloqueado ante la página en blanco. La presión de la editorial y de las facturas sin pagar le llevan a aislarse durante un tiempo en la sierra de Cádiz con el propósito de recuperar su equilibrio mental tras meses de excesos y su pasión por la escritura.
Sin embargo, su estancia en el pequeño pueblo de La Carcoma, empieza a resultar perturbadora nada más llegar cuando, tras pasar la primera noche en la cabaña en la que se aloja, aparece un número pintado en la pared. Y el hecho no es aislado, pues cada día aparece uno nuevo en una cuenta atrás inexplicable y que se convierte en su obsesión. Sabe que su vida corre peligro y que los números no perdonan.
Una crisis creativa, sucesos misteriosos, muerte, amor y reconciliación con uno mismo. Todo ello con un sabor profundamente rural y gaditano y una narración ágil y sin tapujos.
La Carcoma es un pueblo, pero también una metáfora.