Lejos del mundanal ruido de Thomas Hardy

Con Lejos del mundanal ruido (1874), reeditada ahora después de mucho tiempo en una nueva traducción, Thomas Hardy alcanzó su primer gran éxito, y también la que quizá sea la más amable de sus obras maestras. El autor nos hace un formidable retrato de una heroína victoriana que sabe que lo dificil para una mujer definir sus sentimientos en un lenguaje creado principalmente por el hombre para expresar los suyos. De carácter fuerte e independiente, esta heroína, joven propietaria de la mayor granja de su localidad, está en situación de elegir entre los tres pretendientes que la rondan. Al elegir descubrirá en poco tiempo que ha renunciado la la sencillez de la vida de soltera para convertirse en la humilde mitad de un indiferente todo matrimonial.

Lo primero de todo es que tengo sentimientos encontrados con esta novela.  No me ha pillado en el mejor momento para leerla, pues la he tenido parada durante algún tiempo en Navidades y eso hizo que al retomarla no tuviera tan fresca la historia y hubiera detalles que echara en falta.

Me ha sorprendido que Hardy meta hasta tres pretendientes en la historia y, no solo eso, a cada cuál más diferente tanto en su forma de ser como de interactuar con Bathsheba, la protagonista. Otra cosa que me ha gustado mucho ha sido su forma de describir y hacer comparaciones que se salían de lo habitual, utilizando recursos de la Biblia o de la mitología griega, entre otros.

Me parece muy acertada la ambientación en el campo, lo cual demuestra que también pasaban cosas allí y no solo en las grandes ciudades como Londres (Grandes Esperanzas de Dickens) o Manchester (Cranford de Gaskell).

En cuanto a los personajes, aunque no he llegado a ponerme en la piel de Bathsheba ni a entender por qué hacía a veces lo que hacía, sí me ha gustado que defendiera a capa y espada su soltería y midiera con cuidado quien iba a ser su marido. Sin embargo, a partir de que hereda la finca de su tío su buen juicio se nubla y comienza a actuar, muchas veces, sin pensar.

Por suerte para ella, Gabriel Oak, hombre trabajador y de buen corazón, siempre estará cerca para sacarla las castañas del fuego y ser su amigo y consejero, cuando lo necesite.

Este es un buen ejemplo de cómo dos personas que chocan nada más conocerse, con el tiempo irán limando asperezas, descubriendo lo mejor del otro y aprendiendo a aceptarlo y quererlo. 

Una historia que me hizo tener el corazón en un puño en varias ocasiones y que me sorprendió con ciertos giros que no me esperaba para nada. 

No dudo que leeré más obras de este autor esperando que vuelva a sorprenderme como lo ha hecho.