Prohibido de Tabitha Suzuma

Una historia truculenta donde las haya. Una familia un tanto peculiar donde un inexistente padre y una madre ausente y borracha son los pilares base. Lochan, de diecisiete, y Maya, de dieciséis, cuidan de sus hermanos pequeños, Kit, Tiffin y Willa.

Con cada página que vamos leyendo, nos vamos adentrando en el día a día de los hermanos mayores, quienes tienen que hacer de padres, llevando y recogiendo del colegio a sus hermanos, bañándoles, dándoles de comer y administrando las facturas. Tal es así, que cuando ocurre alguna emergencia, es a ellos a quienes recurre el colegio.

Lochan y Maya han sido más que hermanos desde pequeños, han sido buenos amigos y han compartido muchas cosas juntos. Toda esta vorágine les hará caer a uno en brazos del otro. Es sorprendente, aún así, la madurez que ambos demuestran. Cuando uno es débil, el otro es fuerte por él. Un pequeño beso o una caricia son un mundo para ellos, pero como todas las cosas en este mundo eso termina sabiendo a poco. El amor que crece entre ellos es incombustible y no sabe de límites.

Los protagonistas se cuestionan constantemente qué hay de malo en su comportamiento, por qué otros verían algo terrible en él cuando no dañan a nadie. Todos esos pensamientos no hacen más que hacerles sufrir, echarse atrás y replantearse una y otra vez qué es lo correcto: si seguir la moral de la gente ó dejarse llevar por sus sentimientos.

Sus prioridades (los niños) serán valoradas hasta sus últimas consecuencias. Un viaje de autodescubrimiento, donde predominan la falta de cariño maternal (Tiffin y Willa), pero también el desdén y el distanciamiento  de cualquier adolescente (Kit), la chica sin expectativas de romances juveniles y que se centra solamente en la familia (Maya) y la timidez y el aislamiento social (Lochan). Como veis, cada uno de los hermanos sufre a su manera la ausencia de sus padres, un pilar fundamental en la vida de todo niño.

A grandes rasgos, el libro me ha gustado bastante. La autora ha ido intercalando capítulos con Maya y Lochan como protagonistas de los mismos. Vamos viendo lo que cada uno de ellos siente, vive y expresa a lo largo de esa dura batalla entre ceder o soportar esos "terribles" sentimientos que los unen. Me ha cautivado sobremanera el personaje de Lochan, responsable de todo y todos y que solamente tiene a Maya como almohada para sus penas. Es casi normal que después de tantas cosas que ambos pasan juntos, terminen tan unidos, pero no sé si al punto de enamorarse. Esta parte, sobre todo imaginármela, ha sido algo desquiciante y un tanto desagradable. Perdonadme si no soy demasiado abierta para ese tipo de cosas. 

El resto de hermanos tiene su toque personal. Kit tratando de llamar la atención para que alguien le haga caso y tomándose sus propias venganzas personales, sin medir los resultados de éstas. Tiffin, como cualquier otro crío, tratando de disfrutar de su niñez y Willa, requiriendo un poco de atención por parte de sus hermanos, quienes se centran más en Kit y Tiffin.

El personaje que podría haber odiado más podía haber sido el causante del final, pero me pongo en su sitio y puedo llegar a comprenderlo. No explicaré demasiado. Cuando leáis el libro, lo entenderéis.

Por eso, una vez descartado ése, elijo como malo malísimo a la madre. Se trata de una mujer inmadura y egoísta, que se gasta todo su sueldo en tratar de aparentar una lozanía perdida. Vive junto a su novio Dave cuando no trabaja en el restaurante de éste. Las pocas veces que aparece, lo hace para lamentarse de haber tenido una familia que no deseaba o para hacer durante unas horas de Madre del Año.

Una historia que no dejará indiferente a nadie y que nos traerá una realidad poco conocida de la vida familiar. Cerca de cuatrocientas páginas en las que todos los detalles juegan un importante papel en la novela.