Hacía tiempo que no leía un libro de brujas. Más exactamente dos años. Leí el primero de la trilogía de brujas de Anne Rice que, aunque algo pesado por las biografías de la familia de la protagonista también me gustó bastante porque hablaba de un poder lejos de pociones y hechizos, el poder de la mente. En este caso, este libro da un paso más allá.
El descubrimiento de las brujas me ha enamorado de principio a fin. No hay un solo momento en el que puedas aburrirte y todo tiene un objetivo en la historia. Me ha resultado bastante original que se mezclen en una misma historia brujas y vampiros, algo que no leía desde Crónicas Vampíricas.
A lo largo del libro conoceremos el misterio que encierra un libro que persiguen brujas, vampiros y damones y cómo se van manifestando los poderes de Diana que, en un principio, la protagonista creía inexistentes.
Iremos conociendo más en profundidad su pasado y el de Matthew y hasta donde están dispuestos a llegar los diferentes clanes para hacerse con el libro (esta parte me ha resultado muy triste y ciertamente dura). Los diferentes poderes que manifiesta Diana son bastante originales, aún tratandose de los elementos de la naturaleza y que ya deberíamos habernos imaginado.
Este primer libro es bastante introductorio a toda la historia que se va a desarrollar y nos pone en antecedentes para que conozcamos los diferentes bandos de la batalla porque estoy segura de que habrá una.
¿Y ese final? Ese final ha sido épico para mí porque no me imaginaba que las brujas tuvieran ese poder, cosa que a mí me fascina. El cliffhanger es demasiado excitante como para no ir en busca del segundo libro yaaa.