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Channel: Oscuro y Seductor Romance
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«¿Qué me pasa, doctora?». El bloqueo lector, ¿tiene cura?

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¿Te está costando leer estos días?

A nosotras, sí. Sobre todo al principio del confinamiento, cuando estábamos inundados de información, nuevas normas y un montón de cambios. Como tenemos la suerte de contar con María José Moreno, que además de ser una excelente escritora, poseer una larga experiencia en la psiquiatría clínica, es profesora, divulgadora nata y una lectora irredenta, le hemos preguntado: «¿Qué me pasa, doctora? El bloqueo lector, ¿tiene cura?». Y aquí tienes su respuesta de auténtica experta.


Leer para superar la pandemia

El día 14 de marzo de 2020 los españoles perdimos nuestra libertad. Ese día, el Gobierno decretó el estado de alarma por la crisis sanitaria provocada por la COVID-19. De la noche a la mañana, nos encontramos sin poder salir a la calle, confinados con nuestra familia, pareja, amigos, compañeros o solos, teletrabajando o sin trabajo, con todos nuestros proyectos futuros abortados, mucha incertidumbre económica y el miedo al contagio y sus efectos recorriéndonos la piel.

Sin darnos cuenta, estábamos entrando en una situación que nos iba a generar un gran estrés (1). Y aunque el estrés es una respuesta natural, de supervivencia, ante una situación nueva que nos exige un cambio importante, desde el punto de vista psicológico-psiquiátrico genera incertidumbre y desajustes emocionales como: el miedo, el desánimo, la ansiedad o la desesperación.

Esta primera forma de reaccionar que tiene nuestro cerebro constituye la llamada fase de resistencia-alarma, acrecentada, en nuestro caso, por un exceso de información aciaga; a esta le sigue otra etapa, con la que se inicia el camino hacia la adaptación. Nuestra mente toma las riendas y pone en marcha mecanismos para plantar cara al estrés, disminuir la tensión y mantener el control.

Estos mecanismos de reacción se caracterizan porque son individuales, aprendidos y diversos. Entre ellos, tenemos uno que ha jugado un papel importante en este confinamiento y ha contribuido a la superación de este inesperado escenario: la lectura(2, 3). 



Leer reduce más el estrés que escuchar música o pintar 

Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Sussex, en 2009 (4), demostró que la lectura reduce el estrés en un 68%, incluso más que escuchar música y pintar. Seis minutos leyendo provocan una disminución del ritmo cardíaco, de la tensión muscular y de la ansiedad.  

Leer no solo te da muchas vidas, retrasa el envejecimiento

Estudios de mapeo cerebral(5) realizados a personas mientras leían han puesto en evidencia que el cerebro simula lo que lee. Cuando leemos lo que le sucede a un personaje, nuestro cerebro activa las zonas motoras; si el protagonista tiene miedo, se activa la amígdala cerebral, si leemos una escena llena de descripciones, se activa la corteza visual. Esto implica que el lector llega a confundir la experiencia del personaje de ficción y vivir esa experiencia en la vida real, desarrollando así la evasión, el nivel de empatía y la interacción con los otros.

Dice el neurólogo García Ribas(6) que la persona que lee tiene el mismo número de neuronas que la que no lee, pero sus sinapsis, las conexiones entre ellas, son más eficaces, lo que implica incrementar la reserva cognitiva ante el envejecimiento, contra las enfermedades relacionadas con la demencia y, como es lógico, la mejora en el uso de recursos de adaptación ante situaciones comprometidas. En definitiva, el cerebro de un lector tiene más interconexiones neuronales y es, por tanto, un cerebro más activo. 

 Si te ha costado mantener tu ritmo de lectura, es normal

Durante este confinamiento, los lectores también hemos sentido los efectos del estrés. En un primer momento, no podíamos focalizar la atención en la lectura porque nuestro cerebro estaba produciendo cambios químico-hormonales muy activadores, necesarios para resistir, pero que incrementaban la dispersión y disminuían la concentración. Con el paso de los días, nuestro cerebro se empezó a sentir más calmado desde un punto de fisiológico, y la lectura se convirtió en un aliado para dominar la situación, en un mecanismo de afrontamiento adaptativo. 

¿Pero qué sucede con los lectores que no han conseguido volver a leer? ¿Aún están en la fase de alarma? ¿No han conseguido adaptarse a esta situación de estrés? No tiene porqué. Psicológicamente puede tener muchas explicaciones. La más plausible es considerar que la lectura es una actividad y como tal puede haberse abandonado al ocupar nuestro tiempo de confinamiento en otras: atender a la familia y las tareas domésticas, el deporte, las series, las videollamadas eternas o el propio teletrabajo, que acaba incrementando la jornada laboral en unas dos horas. Simplemente se ha perdido el hábito, pero no es grave. 




¿Cómo podemos recuperar el ritmo lector? 

Para volver a leer en la nueva normalidad mi consejo es que volváis a crear el hábito. Los expertos han consensuado que la formación de un hábito, que implique neurogénesis, es decir, creación de neuronas, como el ejercicio aeróbico, una buena alimentación, el sexo o mantener la mente siempre activa mediante el aprendizaje oscila entre 21 y 66 días(7).

Por tanto, sería bueno que durante ese tiempo empezáramos leyendo a diario un rato cada día que se ha de ir incrementando paulatinamente; al principio, escogeremos libros del género que más nos guste, pero breves, y cuya finalización nos sirva de motivación para seguir leyendo. A continuación, ya podemos pasar a la lista de libros pendientes y también es un buen recurso volver a los clásicos de nuestro género preferido, a releer libros que nos han gustado o a las novedades que nos entren por los ojos.

Sin duda, para recuperar y mantener el hábito, es primordial ser constantes, hasta que volver a leer se convierta de nuevo en algo automático, que tenemos interiorizado en nuestro día a día y que no genera ningún esfuerzo, de esa manera, recuperaremos los vínculos perdidos con nuestros compañeros de vida, los libros, y retomaremos uno de mayores placeres de la vida, la lectura. 
La última novela de María José Moreno es Aquella vez en Berlín

Bibliografía:

Mª José Moreno. Del trauma al síntoma psiquiátrico. Patología psiquiátrica postraumática. Fundación Española de Psiquiatría. 2014.
http://www.letterpressproject.co.uk/media/file/The_Benefits_of_Reading_for_Pleasure.pdf 
http://nationalreadingcampaign.ca/wp-content/uploads/2013/09/ReadingFacts1.pdf 
Dr. David Lewis Galaxy Stress Research, Mindlab International, Sussex University (2009). 
http://www.yorku.ca/mar/Mar%20et%20al%202009_reading%20fiction%20and%20empathy.pdf
https://m.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-lectura-estimula-actividad-cerebral-protege-enfermedades-neurodegenerativas-20130422111911.html
Charles Duhigg. El poder de los hábitos. Vergara (Ediciones B). 2019.

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