Patria de Fernando Aramburu

El día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige al cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato, asesinado por los terroristas, que ha decidido volver a la casa donde vivieron. ¿Podrá convivir con quienes la acosaron antes y después del atentado que trastocó su vida y la de su familia? ¿Podrá saber quién fue el encapuchado que un día lluvioso mató a su marido, cuando volvía de su empresa de transportes? Por más que llegue a escondidas, la presencia de Bittori alterará la falsa tranquilidad del pueblo, sobre todo de su vecina Miren, amiga íntima en otro tiempo, y madre de Joxe Mari, un terrorista encarcelado y sospechoso de los peores temores de Bittori. ¿Qué pasó entre esas dos mujeres? ¿Qué ha envenenado la vida de sus hijos y sus maridos tan unidos en el pasado? Con sus desgarros disimulados y sus convicciones inquebrantables, con sus heridas y sus valentías, la historia incandescente de sus vidas antes y después del cráter que fue la muerte del Txato, nos habla de la imposibilidad de olvidar y de la necesidad de perdón en una comunidad rota por el fanatismo político.

Había oído hablar muchas veces de este libro, pero el que hablara de ETA me echaba atrás a la hora de leerlo. No suelen gustarme los libros que hablen de temas políticos y/o religiosos. No ha sido hasta que lo han elegido en el club de lectura de la biblioteca que me he animado a leerlo.

Cuando lo he terminado, me he llevado una grata sorpresa puesto que el tema de ETA es el telón de fondo de la historia y el libro habla, más bien, de los sentimientos de las personas afectadas. En concreto, se centra en dos familias bien avenidas hasta que sus ideologías los separan: uno a favor de ETA y, el otro, en contra.

El libro va hablando de los diferentes miembros de cada familia (ya sabéis lo que me gusta que haya varias tramas en una historia) y de cómo van viviendo después de un trágico hecho acaecido. El autor salta continuamente en el tiempo sin que por ello nos despiste en ningún instante. Es una historia que se sigue bien y que te hace detenerte por momentos (os recomiendo tener un paquete de pañuelos cerca).

Este libro me ha hecho conocer un poco la situación en la que vivían tanto víctimas como miembros de ETA y descubrir algunas cosas que no sabía, como que los curas siempre los han apoyado llegando incluso a permitirles guardar armamento en las iglesias o que la gente los seguía como borregos por miedo a ser el siguiente en su lista. También me ha entristecido y hecho sentir impotente que fueran las propias familias de las víctimas a las que se mirase mal y echasen de sus barrios y/o ciudades como si ellas hubieran hecho algo cuando, en realidad, no querían verlas a diario para no recordar los atroces crímenes cometidos.

Siempre me ha parecido terrible tener que matar para defender unas ideas. Es algo que jamás entenderé. Y tenemos que dar las gracias de que todo esto ya terminó. Leyendo el libro me ha hecho rememorar ciertos episodios dramáticos pues se mencionan atentados reales y miembros de la banda.

Como digo, es un buen libro para conocer un poco las circunstancias que rodearon este reinado de miedo y que algunos, los más jóvenes ya no llegaron a conocer. Porque, como dicen, quien no conoce su historia está condenado a repetir sus errores.